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13/2/13

NOS ESCRIBE SERGIO GENERELO



Hoy he recibido este correo de Sergio Generelo, ganador del último concurso. Le pedí unas “letrillas” y me regala un simpático relato en el que rememora su paso por La Chamba y Fontanar.
Gracias Sergio ¡Que GRANDE eres! (así, en mayúscula y con negrita)






“Mágicas experiencias literarias (y no literarias) en Fontanar, Jaén”
 
Llevo varios días escuchando en los medios de comunicación noticias acerca de una serie de movimientos sísmicos que se están produciendo entre las provincias de Granada y Jaén. He oído también a variados especialistas dando las oportunas explicaciones científicas acerca del suceso, relacionado con movimientos de fallas y corrimientos de placas telu-nosequé. Pero desde el primer momento yo he pensado que la verdadera razón de tales fenómenos era otra: “Eso es que Rosa y Sebastián están haciendo de las suyas”. Y es que cuando esta pareja pone a funcionar sus inquietudes culturales, ya sea con certámenes literarios, escultóricos, teatrales o belenísticos… son capaces de generar energía de tal magnitud que no es raro que provoquen terremotos, volcanes y tsunamis de todo tipo, y que conviertan una apartada pedanía de la serranía de Cazorla, en el epicentro de casi todo, jeje. Y efectivamente así era: una nueva edición del concurso de relatos de la maleta del tío Paco había echado a andar.

Llegué a Fontanar un espléndido día de julio del pasado año después de más de ocho larguísimas horas de conducción desde el norte de la península, con mi padre como acompañante y con cierta dosis de escepticismo preguntándome si realmente valdría la pena semejante palizón. Las ocho horas del viaje de vuelta, dos días después, se nos pasaron, sin embargo, en un pis-pas, rememorando la experiencia vivida y repitiendo constantemente comentarios del tipo de “te acuerdas que estupendo cuando…”, y “que guay estuvo el que…” o “fue mágico lo de…”. Y es que, tal y como parecemos compartir todos los que hemos formado parte en algún momento de este pequeño microcosmos fontanero, la palabra que siempre nos viene a la cabeza y al corazón, es “Magia”. Mágicas fueron las relaciones que enseguida se entablaron entre los anfitriones y todos los visitantes, mágico fue el acogimiento de todos los fontaneros que conocimos, mágicas las visitas culturales por la comarca, mágica la estancia en la casa cueva de la Chamba (doble manta por la noche en pleno julio, ¡y en Jaén! y sin embargo todo era calidez). Y mágica fue sin duda la noche estrellada de la gala de entrega de premios, donde, tras un apasionante viaje ferroviario, los relatos flotaban en el aire sustentados por el cine, la música, y el teatro (fantásticos los del grupo Bajo Tierra dando vida a los cuentos, siiiiiii, ya puedo decir que soy un autor representado, jeje)

De todas formas, debo indicar que estoy muy enfadado con los organizadores del certamen de La maleta del Tío Paco: Y es que, al contrario de lo que sí suelen hacer el resto de concursos literarios, en las bases de la convocatoria de este año, no se ha prohibido expresamente la participación a los ganadores de anteriores ediciones, creándome con eso un serio dilema. Me explico: por un lado, deseo participar de nuevo y tener así la oportunidad, aunque sea tremendamente remota, de volver a ganar y compartir otra vez esa magia fontanera. Por otro lado, siento que no debo participar, dejando a un lado la posibilidad, aunque remota insisto, de privar a otros del disfrute de tal experiencia.

Aunque creo que ya he encontrado una solución alternativa, jeje: voy a llamar ahora mismo al Instituto Nacional de Sismología  para proponerles que, si me llevan con ellos, este verano puedo mostrarles el verdadero origen de los seismos jienenses.

Es broma, ya sé que afortunadamente no necesito excusa alguna para volver a Fontanar. Y así lo haré.

Quiero animaros a todos a participar en este fabuloso certamen cuyo premio es nada más y nada menos que (así, en mayúscula y con negrita, jeje) LA MAGIA.

Nos vemos en Fontanar.
 


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