Durante todo el tiempo que estuvo deshabitada, la Chamba dio cobijo a muchos gatos que buscaban abrigo en las frías noches del duro invierno y frescor para sestear en las calurosas tardes de verano. Fue la casa de todos ellos y creo que es por eso que todavía siguen considerándola un poquito suya y se asoman de vez en cuando a saludar a sus nuevos inquilinos.
y porque su dueña es muy gatuna...
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