Cuando era pequeña, más pequeña, a veces deseaba cosas que pedía a mi madre, podía ser un vestido, un perro, un juguete, una fruta etc y cuando no podía concederme la tan deseada petición siempre contestaba -pues como no lo pintes- y yo iba y lo pintaba. Recuerdo haber pintado un viaje a China después de leer la historia de Marco Polo , unos zapatos de charol con un lazo blanco como los que tenía mi vecina Pili, un perrito caniche con trajecito de lana, y a saber cuantas cosas más pude pintar que siguen ahí en algún rincón de mi memoria . La casita de muñecas me la fabriqué directamente, pensando que el Rey Baltasar no daba con la dirección de mi casa porque tenía un portalillo que ocultaba el número. Me quedó preciosa, con las cortinillas en las ventanas, la cunita de cascarón de nuez, las camas con cajas de cerillas, etc.El caso es que este era un “método” que me servía para conseguir las cosas, porque la mayoría de las veces acababa teniendo lo deseado.
ESTE TRAMPANTOJO LO HE PINTADO CON ACRÍLICOS Y APROVECHANDO UNA ANTIGUA VENTANA DE MADERA RESCATADA DE UNA RUINA ,QUE SIRVEN DE MARCO A